lunes, 23 de abril de 2012

Disney en la cabeza


Me encuesta entender cosas... muchas, unas obvias, otras difíciles, otras culturales, da lo mismo, solo que muchas; y entre ellas están las películas de Disney.

Primero; las princesas Disney, pero las típicas, como “La cenicienta”, “La Bella Durmiente”, “Blanca Nieves”, “La sirenita” y “La Bella y la bestia”. Esas del típico final feliz donde la niña vive en función del príncipe y listo, y no es que me moleste la parte de ser una princesa de 14 años mantenida por un príncipe maravillosamente guapo en un palacio maravillosamente increíble; el tema es cómo llegaron a convertirse en princesas... es ahí donde me doy cuenta que mis enseñanzas de infancia fueron impedimentos para convertirse en princesa precoz y mantenida. Lo que siempre me dijeron cuando niña era: NO HABLES CON EXTRAÑOS. Y bueno... ahí estaba yo hablándole a todo el mundo y sentándome a comer en cada mesa ajena que encontraba, tanto fue que tuvieron que recurrir al siempre digno: arnés con correa, y eso me hizo dar cuenta de que aparte de que contradecían mis enseñanzas primordiales, sino que tampoco se aplicaban si actuabas como ellas. Jamás apareció el príncipe al pedo sin nada que hacer, que casualmente se pasea por su reino a caballo, SOLO, a la buena de Dios, donde escucha el canto melódico e hipnotizante mientras están limpiando la casa (no entiendo que tiene de entretenido y feliz fregar pisos) y salta a abrazarla y cantar con ella, donde la princesa se asusta por 2 minutos, para después enamorarse e irse feliz de la vida con el príncipe. Ya... eso NO pasa. Si un hombre salta mi muro, sin conocerlo y sin permiso, no me enamoro, me asusto, llamo a los carabineros, me pongo a llorar, no entendía por qué no se asustaban como las personas normales, por qué los papás jamás le prestaban mucha atención, por qué tenían todas como 14 años, menos incluso. 

¿Por qué a la Cenicienta se le caía el zapato de cristal si se supone que la Hada Madrina se lo hizo a medida? ¿Qué tiene de romántico que le príncipe con el que bailaste toda la noche y se supone que te eligió entre todas, se le olvide tu cara al minuto que te vas y anda a la que te pilla con cada mujer joven y guapa del reino para ver a quien le calzaba el zapato? ¿Quién se enamora y acepte vivir con un monstruo infeliz, más malhumorado que nadie, que rompe todo y la trata pésimo?  Con La Sirenita no me meto mucho porque era mi libro preferido cuando chica y torturaba a mis papás millones de veces al día para que me lo leyeran, hasta que aprendí a leerlo. Pero lo peor de las princesas Disney que me pudo pasar, y que jamás entendí y que me perturbaba mucho era la Blanca Nieves, encontraba muy raro que la niña de 14 años se fuera a vivir con 7 enanos que eran viejos y estaban enamorada de ella, que el papá jamás se preocupó de buscar a su hija y ¡que el príncipe le diera un beso a una muerta! Todos sabíamos que estaba muerta, menos los enanitos y el príncipe, y él va y le da un beso, ¡¿Quién hace eso?!

Pasada la primera etapa de las princesas: dulces y fáciles llegan las independientes que se convierten en dulces y dóciles como las primeras... Mulán, Esmeralda, Megara, la de Aladdín. Te demuestran que son totalmente independientes, que se la pueden todo, pero al final igual se convierten en esposas Disney. Como que Disney quiere que me vaya con el primero que se me cruce, me case y sea la esposa que refriegue los pisos mientras canto de felicidad. Pero reconozco que amaba a la Esmeralda y lo único que quería era ser como ella y ser gitana.
Lejos las mejores películas han sido las de los animales, como la Dama y el Vagabundo, Oliver y su Pandilla, Los Aristogatos, Bambi no, ni Dumbo, porque eran excesivamente tristes; el Rey León, 1, 2 y 3, favorita.

Y hubo un lapsus de tiempo en que estas películas me recuerdan a una infancia muy feliz, a recuerdos muy lindos, como El camino al Dorado (BUENÍSIMA), Las Locuras del Emperador, El planeta del tesoro, Lilo & Stich y Atlantis, son películas muy chistosas y felices, y me acuerdo de los juguetitos que el Mcdonalds me daba de estas películas y que los gozaba demasiado. Pero mi favorita de todos los tiempos, ya que fue el primer niño que me gustó (si sé que es muy triste) es Tarzán. Fuera de que es guapísimo, los animales y como se desenvolvían era muy feliz, gracioso, amoroso. Para mí es el mejor romance, la mejor historia, la mejor animación la mejor todo. 

1 comentario:

  1. La impronta que nos dejan las películas de Disney repercute a lo largo de nuestra vida en una forma impresionante. Muchas veces nos desilusionamos del amor porque no corresponde a lo que nos han enseñado los cuentos infantiles. Deshumanizamos a la gente idealizándola, cuando las películas deberían enseñarnos sobre un amor verdadero, que no dependa sólo de imágenes.

    Fran, se te olvidó la mejor: Pocahontas!

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